Casa en el centro de Biar con tres plantas y sótano con 1.600 m2 aprox.
Construidos en buen estado. La casa por dentro tiene varias reformas realizadas en los años 1950.
En este momento hay dos viviendas a reformar, pero en la primera planta hay habitaciones que se usaron como oficina en su dia,
en la segunda planta tiene una vivienda con un salon enorme, con dos dormitorios a cada lado con baño, tambien tiene una salita con armarios empotrados y un salon comedor con chimenea junto a la cocina que tiene lavadero, terracita y despensa. la entrada, las cuatro habitaciones y el cuarto de baño en el otro lado de la casa. La tercera planta tiene dos buhardillas enormes y un apartamento de 5 dormitorios un baño y una cocina con terracita al campanario.
En la bodega se divide en varias estancias todas abovedadas con ladrillo de barro, donde aun estan las bodegas con los toneles.
La bodega con ladrillo árabe haciendo bóvedas, es increíbles.
Edificio de composición académica, a tres fachadas, con patio trasero.
La fachada principal recae a una plaza que potencia su imagen.
Presenta estructura simétrica con puerta centrada, balcones en primer piso y pequeños huecos en cambra, todos ellos recercados y con adornos en el frontis.
Sillería en zócalos y esquinas, y enlucido y pintado en color de contraste en entrepaños.
En la cubierta presenta una torre lucernario de características similares a la del Ayuntamiento, lo que hace pensar en un mismo autor,
es de tambor octogonal, siendo un elemento que confiere particularidad al paisaje urbano.
Entorno: La Calle de la Barrera separa al casco histórico de la zona de ensanche de la villa,
con pequeña placita donde antiguamente había una fuente llamada «la font de la perola» y que constituye a su vez unión de dos calles.
El Mariscal Suchet vivio en esta casa durante el tiempo que estuvo en la zona.
Nota historica de Manuel del Valle.
El verano de 1812 no fue un buen periodo para las fuerzas napoleónicas, entre finales de julio y finales de agosto los franceses habían sido derrotados duramente en los Arapiles, un ejército inglés había desembarcado en Alicante, el sitio de Cádiz había sido abandonado y Andalucía, evacuada.
El repliegue francés era inevitable en todos los sectores, aunque si bien en el Levante el mariscal Suchet controlaba aún un importante territorio y era capaz de llevar a cabo operaciones ofensivas. Por otro lado, en los primeros meses de 1813 la situación distaba mucho de mejorar. Es así que se encontraba una zona del territorio del este peninsular liberada gracias a los esfuerzos de los hombres de Agustín Nebot «El Fraile», cuyo centro era Vistabella del Maestrazgo. Por si fuera poco, Suchet no tenía más remedio que dejar tras de sí a todos los hombres que pudiera para vigilar a las fuerzas guerrilleras, mientras él tenía que combatir a los españoles reforzados con las tropas inglesas de Murray.
En este contexto , a primeros de año, el general Elio intentó, sin éxito, expulsar a las fuerzas de Suchet desplegadas en la línea del Júcar, quien para evitar la completa reorganización de los aliados, y comprobando que las fuerzas apostadas en Yecla eran las más débiles, decidió atacarlas.
El 11 de abril, lanzó las Divisiones de Habert y Harispe sobre el objetivo, apoderándose de la plaza, causando a los contrarios más de 1.000 bajas, con 68 oficiales entre ellas. Dado lo fácil que resultó esta conquista a Suchet, dio orden de seguir avanzando y cayó sobre Villena.
Se encontraba en el castillo una pequeña guarnición que había dejado el general Elío, con un batallón del Regimiento de Vélez-Málaga, a cuyo mando estaba el coronel Luna.
Los franceses derribaron las puertas a cañonazos y obligaron a rendirse a cerca de 1.000 españoles.
El día 12 Habert atacó Biar, obligando a las fuerzas aliadas que lo defendían a refugiarse en Castalla, donde al día siguiente se produjo la conocida como “Segunda batalla de Castalla”. Los franceses tomaron la iniciativa en el combate e intentaron forzar la línea izquierda aliada, al tiempo que una nutrida fuerza de caballería atacaba la derecha.
Sin embargo, la férrea defensa de los aliados hizo que los ataques no fueran coronados con el éxito.
Tras rechazar la ofensiva enemiga los aliados pasaron a la ofensiva, Suchet tomó posiciones defensivas, pero no pudo sostenerlas y no tuvo más remedio que ordenar la retirada.
El propio mariscal achacó la derrota a la falta de hombres, pero la realidad era que el avance que tenía como objetivo poner en jaque a Alicante fue desbaratado y no habría nuevas oportunidades.
